El Teatro recibe el nombre de Julián Oslé

El Teatro Municipal de Guadalcacín lleva oficialmente desde anoche el nombre de Julián Oslé Muñoz, en honor al que ha sido su técnico de cultura durante más de 25 años y que acaba de jubiliarse.

El emotivo acto, presidido por el alcalde de la ELA, Salvador Ruiz García, se celebró en por partida doble. En primer lugar, en la entrada del propio teatro, donde se procedió a la iluminación del nuevo nombre del espacio cultural. En segundo lugar, ya en el interior del recinto, donde Salvador Ruiz tuvo ocasión de glosar la trayectoria de Oslé, junto a él mismo y a la delegada de Cultura, Lidia Menacho; aunque lamentó que le iba a disfrutar muy poco en su faceta de alcalde, asegurando que “te vamos a echar mucho de menos”.

El alcalde se refirió a los logros de Oslé, que se hizo cargo de la vida cultural de la ELA cuando ni siquiera existía el teatro, tal y como en la actualidad se conoce, sino que era un recinto al que denominaban cine, del tipo que construía como el propio pueblo, el Instituto Nacional de Colonización; y cómo siempre estuvo pendiente de que Guadalcacín disfrutase siempre de las mejores ofertas, consiguiendo que se convirtiera en una programación atractiva tanto para la población local como provincial.  

Por su parte el homenajeado, muy emocionado y con un teatro a rebosar de público, quiso agradecer a sus vecinos y vecinas la acogida que tuvo desde sus inicios, la colaboración imprescindible de los colectivos de la entidad local y el haberle seguido en sus propuestas, como la creación de la compañía teatral de mujeres “Las Salvajes”, dirigida por él mismo y que ya en 1998 fue capaz de poner en escena “Lisístrata”.

El ya jubilado técnico de cultura también quiso recordar sus inicios, su vivencia en el teatro independiente, “que llevo en el ADN”, y sus primeros años en la ELA, donde llegó “rebotado de otros destinos”.

Asimismo, respecto al teatro que desde ayer lleva su nombre, Julián Oslé recordó su construcción y el buen trabajo realizado por el arquitecto encargado, Miguel Bretones. A él mismo y a su papel se refirió un “fertilizante para la cultura” al tiempo que quiso poner en valor la sabiduría rural y popular que había encontrado en Guadalcacín, produciéndose entre ambos espacios “una fusión muy bonita”. Asimismo, tuvo un momento de recuerdo para su madre y sus tías, que le impulsaron en ese mundo del teatro que le ha acompañado toda su vida.

 

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